Benito Carrera Modrego Secretario de Salud Laboral y Medio ambiente de C.C.O.O.

En la conversación con Benito Carrera analizamos las cifras de la siniestralidad laboral así como la validez de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, que tiene por objeto "promover la seguridad y la salud de los trabajadores mediante la aplicación de medidas y el desarrollo de las actividades necesarias para la prevención de riesgos derivados del trabajo".
 
Datos estadísticos

Las estadísticas revelan que en España se producen al año 720.303 accidentes laborales, de los cuales 12.529 son graves y 1.454 son mortales (cinco personas mueren diariamente en su puesto de trabajo, prácticamente más víctimas que en la carretera).

En Aragón, las cifras tampoco son halagüeñas. El año pasado se registraron un total de 22.859 accidentes (906 más que en 1999) con un resultado de 330 graves y 39 mortales (ocho más que el año anterior). En cuanto a los accidentes mortales hay que destacar que trece son "in itinere" (ocurridos durante el trayecto hacia el puesto de trabajo).

En cuanto a las enfermedades derivadas del trabajo, la cifra también va en aumento. En el año 2000 se contabilizaron 1.162 casos de enfermedad laboral, 70 enfermos más que en el 99.

En lo que a sectores económicos se refiere, la industria se coloca a la cabeza de la estadística de accidentes con baja en jornada de trabajo. El pasado año se produjeron en este sector 9.073 accidentes, 1.336 más que en el sector servicios y 3.956 más que en la construcción. El único sector en el se redujo el número accidentes con baja laboral fue el agrario, con "solo" 932 siniestros.

Las causas más comunes en estos accidentes laborales suelen ser la falta de formación, la subcontratación y el exceso de horas.

Análisis de las estadísticas

A la vista de estos datos y a pesar de las campañas informativas sobre la prevención de riesgos laborales, la siniestralidad sigue en aumento. ¿Qué conclusión se puede extraer?

Primero hay que aclarar que estas cifras aumentan porque también aumenta la población ocupacional. Fuera de eso, lo que se constata es que prácticamente todos estos accidentes corresponden a empresas en las que no hay representación sindical, que responden a gente joven y también tienen un criterio fundamental que tiene que ver mucho con la precariedad laboral que viene sufriendo el país. Además de estos tres factores se añade el hecho de que ni la Administración pública ni una capa importante de los empresarios cumplen los requisitos mínimos que determina la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.

Durante los últimos cuatro años, sólo una minoría de empresas ha realizado correctamente la evaluación de riesgos. Y eso que los empresarios tienen la obligación de hacer una radiografía de los peligros que entraña cada puesto de trabajo en su empresa y una vez conocidos los problemas aplicar las medidas correctoras para que no ocurra nada. Pero aún cuando se hace la evaluación de riesgos, se hace mal porque no se consulta con el delegado de prevención (representante sindical que tiene el deber de defender los conceptos en materia de salud laboral).


– ¿Cree que la tendencia de las cifras cambiará en este año y comenzarán a descender los índices de siniestralidad?

Estas cifras seguirán aumentando porque cada vez se descubren más patologías derivadas de sustancias tóxicas y que son consecuencia directa del trabajo. Hay cientos de cánceres y muertes que se ocultan y no se registran como enfermedad profesional. Estas enfermedades se camuflan y pasan a denominarse enfermedad común con un solo objetivo: si fueran enfermedad profesional, obviamente tendrían una regulación legal y una contraprestación económica diferente. No es lo mismo una invalidez derivada de un accidente de trabajo que una jubilación por enfermedad común. Cada día se descubre una nueva sustancia y deberíamos saber a qué riesgos nos sometemos pero hay un maldito decreto del año 1978 que determina el cuadro de enfermedades laborales. Tenemos que enterrar ese decreto y recoger estas nuevas patologías.

{mospagebreak }Programas para combatir la siniestralidad laboral

– Dada la apatía por parte de la Administración ¿qué medidas están promoviendo los sindicatos en Aragón para romper con esta situación?

Promovimos el Programa 677. Había 677 empresas en nuestra comunidad que acumulaban el 32% de la siniestralidad laboral. Decidimos controlarlas y gracias a ese seguimiento se redujeron las cifras de siniestralidad. Esto tuvo gran repercusión a nivel estatal, lo que desencadenó que el Programa 677 se convirtiera el pasado año en el Programa 2000. Este nuevo programa actúa en las 30.000 empresas que tienen las tasa de siniestralidad más alta de España. En Aragón nos toca vigilar ahora a 1.163 empresas.

Pero además, nosotros introducimos aquí otro programa pionero denominado "Objetivo Cero Accidentes". Las empresas se acogen a este programa de forma voluntaria con el objetivo de reducir sus tasas de siniestralidad, dando participación a los delegados de prevención, intentando dar formación e información al conjunto de los trabajadores y cumpliendo unos requisitos mínimos que se les exige a través del programa. En estos momentos hay alrededor de 500 empresas adscritas al distintivo amarillo "Mejor prevenir".

– Pero estos programas no parecen ser la solución para obtener una buena salud laboral. ¿Qué es lo que falla?

Hay muchos accidentes porque todavía somos incapaces de meter a alguien en la cárcel pero todo llegará. Hay que animar a los trabajadores para que cuando puedan ver afectada su salud en el puesto de trabajo, acudan a los sindicatos y denuncien la situación. Viene mucha gente pero lo lamentable es que no se atreven a denunciar a su empresa por miedo a perder el trabajo. Es la maldita realidad.Hay muchos accidentes porque todavía somos incapaces de meter a alguien en la cárcel pero todo llegará. Hay que animar a los trabajadores para que cuando puedan ver afectada su salud en el puesto de trabajo, acudan a los sindicatos y denuncien la situación. Viene mucha gente pero lo lamentable es que no se atreven a denunciar a su empresa por miedo a perder el trabajo. Es la maldita realidad.

– Entonces es de suponer que lo que falla es la propia Ley.
No, tenemos una buena Ley. El problema es que nadie la cumple y al que no cumple habría que castigarle. Muy rara vez se investiga un accidente de trabajo.

Papel que desempeña la Administración

– La Ley dice que las Administraciones públicas competentes en materia laboral deberían desarrollar las funciones de: promoción de la prevención, asesoramiento técnico, vigilancia y control del cumplimiento. ¿Se llevan a cabo estos controles?

Lo más sangrante es que la Administración no cumple, no ha hecho la evaluación de riesgos, no ha elaborado el Plan de Prevención y por si fuera poco, sus trabajadores no tienen la formación necesaria. Se produce la paradoja del pez que se muerde la cola, si soy la administración no me puedo castigar a mi misma. Es más, la inspección de trabajo no se mueve por falta de recursos, porque no hay una política sancionadora clara, porque es más fácil esquivar el bulto.
La Ley nacía bajo el criterio de la responsabilidad del empresario y nacía también bajo la corresponsabilidad de las organizaciones sociales. Y resulta que el incumplimiento más flagrante se está produciendo en aquellas empresas donde está la propia administración, esto no es de ecibo.

La cultura de la prevención

– Últimamente se habla mucho de "La cultura de la prevención" ¿A qué se refieren?

A que la formación sobre la prevención de los riesgos laborales se ejercite desde la Formación Profesional. Lo normal es que a cualquier trabajador se le eduque desde la base más primaria, igual que sucede con la educación física.
En Comisiones también nos gustaría que en el ámbito de la Universidad apareciese la figura del Técnico en Prevención como una carrera de nivel medio.

– Los números demuestran que prevenir no es un gasto, sino una buena inversión pero aún así los empresarios se muestran reacios a invertir en prevención ¿por qué?

Porque son necios. Javier Arenas cuando era ministro dijo "nos estamos gastando en accidentes de trabajo 2,5 billones de pesetas". Ese dinero es más que suficiente para dejar a las empresas en un estado impecable y de paso ganar en calidad de vida.

– ¿Qué podemos hacer para que no se vuelvan a ver unos datos tan escalofriantes como los del año 2000?

Deberíamos incidir sobre la sociedad en tres conceptos. Haciéndoles entender que el empresario puede incurrir en una responsabilidad administrativa, sino cumple hay que sancionarle. Que existe una responsabilidad civil, si hay una muerte hay que pagarla. Y también que existe una responsabilidad penal, que se juzgue como un delito cualquiera.

Publicado en Empleo el 3 de mayo de 2006.