Trabajo y maternidad, un difícil equilibrio

Introducción

Si estudias y te preparas a lo largo de una cada vez más prolongada juventud, como profesional, como persona y como mujer, no es para dejarlo todo a cierta edad. Que decidas convivir con tu pareja, o tener unos hijos, nunca ha de estar reñido con seguir una trayectoria laboral. Si bien el acceso al empleo, tengas o no estudios y ante cualquier circunstancia personal, se hará aún más costoso si eres mujer.

Un poco de historia

El 4 de junio de 1952, la Organización Internacional de Trabajadores (O.I.T.) aprobaba en Ginebra el Convenio sobre la Protección de la Maternidad. Se tenía ya en cuenta el descanso post-parto de cualquier mujer trabajadora, de una duración de doce semanas (dependiendo de lo instituido en cada país, pero nunca inferior a las seis semanas); así como las atenciones médicas pertinentes y unas prestaciones económicas, para la manutención de madre e hijo, jamás por debajo de las dos terceras partes del salario establecido, junto a un seguro social obligatorio. Y, muy importante, se prohibía el despido en el período de baja por maternidad. España se adscribió a dicho Convenio en 1965, mientras estados como Belice y Papua Nueva Guinea no lo harían hasta el 2000.
A mitad de ese mismo año se revisaron puntos como el despido -el empresario tiene ahora mayor libertad-, la atención sanitaria o las ayudas. Estados Unidos todavía no contempla ni el derecho a ser madre trabajadora ni la reunión sindical. No acaba ahí la cosa.

La reforma actual

En España, la diferencia de ocupación entre hombres y mujeres es de 26.6 puntos. Y Aragón es la comunidad de mayor diferencia salarial entre hombre y mujer (unas 164.948 pesetas mensuales, frente a las 290.084 del varón, el 56,9% menos), según una encuesta realizada a finales del 2000 por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El sector más desfavorecido es el de la industria, mientras que en la construcción las diferencias no son tan abismales.

Ana Bermúdez, directora del Instituto Aragonés de la Mujer (IAM) insiste en los contratos de baja cualificación, temporales en su mayoría. La edad laboral por excelencia oscila entre los 25 y los 49 años, siendo más gravoso el desempleo entre las mujeres jóvenes y mayores de 45. Las mujeres empresarias son minoría. Y mientras en solteros, separados y viudos la diferencia es poca entre ambos sexos, sólo un 37,9% de las casadas trabaja, frente al 66% de los varones en idéntico estado.

Así las cosas, y ante la negociación entre empresarios y sindicatos, el Gobierno aprueba una reforma que fomenta el empleo indefinido de mujeres, mayores de 45 y discapacitados, entre otros. Dentro de esta reforma, ciertas ayudas protegerán la situación de la mujer y, en su caso, de la maternidad:

  • Bonificación para el empresario del 100% en las cuotas a la Seguridad Social, en los dos años siguientes a la maternidad, para desempleadas de larga duración.
  • Deducción del 25% de la Seguridad Social durante 12 meses, para la contratación de mujeres entre 16 y 35 años.
  • Reducción del 70 y el 60%, para desempleadas de larga duración en trabajos de escasas oportunidades y para mayores de 45 años, respectivamente.
  • Compensación del 60% de la Seguridad Social durante los 12 primeros meses, y del 45% el resto del tiempo, en el contrato de mujeres mayores de 55 años.
  • Y es que se prevé que el 75% de las ayudas laborales en Aragón se dediquen a la mujer. Pese a lo mucho que aún falta, el pasado 2000 se destinaron unos 223 millones de pesetas con vistas a 440 contrataciones -entre ellos 286 contratos indefinidos de mujeres-.
 

{mospagebreak }Trabajo y maternidad

¿Nuestra actual situación laboral obliga a la mujer a elegir entre los hijos o el trabajo?. Hoy la mujer accede a nuevos puestos de trabajo, lo que aporta recursos económicos y enriquecimiento personal a la familia. Pero el empleo ha de respetar e incentivar las peculiaridades, físicas y psicológicas, de cada ser humano.

Esencial es que la madre no pierda su trabajo durante el período de embarazo y los meses que siguen. Hoy la Ley establece la Baja Maternal, descanso tras el parto de hasta 16 semanas -18 para el parto múltiple-, con iguales ingresos económicos y la vuelta al empleo tras la misma. Padre y madre podrán distribuirse dicho tiempo de reposo y cuidado del hijo, si bien las 6 primeras semanas van obligatoriamente destinadas a la mujer; que contará además con las ausencias necesarias, justificadas siempre, para los previos controles médicos y la lactancia.

Junto a la reducción de la jornada laboral a 6 horas o el traslado, si el trabajo resulta arriesgado o altamente estresante. La baja maternal se extiende a los casos de adopción, entre 6 y 16 semanas -según el adoptado sea menor de 5 años o de 9 meses-. En todos los supuestos la trabajadora continúa cotizando a la Seguridad Social, pudiendo percibir un subsidio económico equivalente al 100% de su base reguladora -lo cotizado en un mes dividido entre los días que cotiza-, si está de alta y ha contribuido un mínimo de 180 días en los 5 años anteriores.

Tras la primera infancia, la madre, pero también el padre, puede asimismo disfrutar de un tiempo de excedencia por asistencia al hijo, de no más de 3 años, con derecho a cursos de formación y reciclaje y a la reserva de su puesto de trabajo. El contrato a la persona interina que supla ese puesto, durante el período de excedencia, supone una reducción del pago del empresario a la Seguridad Social -del 95% en el primer año, y de un 60 y 50% durante el segundo y tercer año-. Mediante ayudas públicas, resulta algo más fácil compensar el difícil equilibrio entre trabajo externo y vida familiar.

A debate

La cuestión pone sobre la mesa otros muchos debates de máxima actualidad. El nuevo juego de papeles entre mujer y varón, los servicios domésticos, el reparto de la jornada laboral, la negación más de una vez del permiso de excedencia por cuidar a los hijos -como en una reciente denuncia en Valencia-, el rebaje de la categoría laboral tras la baja materna -hace poco publicado en El País- … El acceso femenino a la plena inserción laboral no es nada fácil: "Desean poder conciliar todo".

Pero ante la dificultad de compatibilizar familia y trabajo, la mayoría decide bajar el listón en ambos terrenos y reducen sus pretensiones (del estudio Las mujeres jóvenes en España, dirigido por Inés Alberdi y editado por Fundación La Caixa). La FEDEPE (Federación Española de Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias) defiende un seguro privado y voluntario, independiente de la Seguridad Social, que cubriría los costes del empresario ante una baja por maternidad. ¿Un intento más de solución?

Y el debate no es sólo nacional. Mientras sigan celebrándose seminarios como el de "Trabajo y Maternidad. Las Normas que Protegen la Salud de la Trabajadora Embarazada", a cargo de la O.I.T. y la Dirección del Trabajo de Chile (diciembre de 1997), el tema está candente pero no resuelto. Queda aún mucho por decir, pero más por hacer.

Publicado en Empleo el 28 de marzo de 2006.