La inteligencia emocional en el trabajo

El despliegue de estas características junto con otras como la motivación, la sociabilidad y la empatía forman lo que el psicólogo y escritor Daniel Goleman llama inteligencia emocional. Este nuevo concepto parecer resultar clave para encarar la vida en sus múltiples facetas entre las que, por supuesto, se halla el trabajo. Contribuir a generar buen ambiente, saber trabajar en equipo y, en el caso de jefes y responsables, liderar eficazmente y escuchar las cuestiones que planteen sus subordinados son hechos claves en el rendimiento laboral.

Hasta hace poco, inteligencia era sinónima de coeficiente intelectual. Si bien es cierto que resulta importante, se hace necesario añadirle otras cualidades como las que engloba la inteligencia emocional. En mayor medida si se tiene en cuenta que gran parte de los proyectos que se deban acometer deben realizarse con la ayuda de diferentes secciones de la empresa e, incluso, con la colaboración de otras organizaciones.

No basta sólo con tener los conocimientos suficientes, sino que es preciso contar con los resortes necesarios para poder desarrollarlos y lograr los fines propuestos. Se estima que el coeficiente intelectual aporta sólo un 20% de los factores que influyen en el éxito vital y profesional, mientras que el 80% restante comprendería todo lo concerniente al ámbito de la inteligencia emocional. Ésta, a diferencia del conocimiento académico que se desarrolla únicamente en los 10 primeros años, puede incrementarse a lo largo de la vida. La experiencia, la personalidad y la madurez contribuyen a este aprendizaje.

Pero no se trata de rivalizar entre ambas acerca de cuál es más importante. Goleman explica que la inteligencia emocional está compuesta de habilidades personales muy distintas, aunque complementarias, de la inteligencia académica. Sólo viene a constatar que un mayor conocimiento y control de esas habilidades, una fluida comunicación y un buen clima laboral favorecen la consecución de los objetivos de la empresa.

¿Qué es?

El concepto de inteligencia emocional comprende factores que no eran tenidos en cuenta para calcular el conocimiento de una persona. Los parámetros evaluados para calificarlo se basaban en el coeficiente intelectual, examinando el raciocinio lógico y las habilidades matemáticas y espaciales. Nuevas teorías han comprendido que esto no abarcaba todas las circunstancias que movían y desarrollaban a un individuo. De esta manera, comienza a tomar fuerza el planteamiento de que las emociones influyen directamente en la conducta y el pensamiento. La correcta percepción de ellas, su asimilación y control pueden servir de estímulo y mejora de rendimiento en el trabajo.

Según Daniel Goleman, "el término inteligencia emocional se refiere a la capacidad de reconocer los propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos". Comprende cinco áreas sobre las que se fundamenta: autoconciencia, autorregulación, motivación, empatía y habilidades sociales.

Mediante la autoconciencia se logra una visión objetiva y realista de uno mismo. Una honesta interpretación de los pensamientos, sentimientos y emociones contribuirá a un mayor grado de conocimiento personal. Es importante la evaluación precisa para poder estudiar los valores y límites propios así como los efectos que causan las emociones en cada sujeto.

A través de la autorregulación se conducen los sentimientos propios, aclimatándolos de la mejor manera posible en cada momento. El control emocional permite una mayor recuperación ante la adversidad y manejo del stress. En el plano laboral, se refleja por la rápida adaptabilidad del trabajador a los cambios que se produzcan en la empresa.

La motivación beneficia notablemente el rendimiento en el trabajo. Dirigir las emociones para conseguir un objetivo estimula la creatividad en el momento de buscar soluciones. La ilusión por afrontar los proyectos, por realizar el trabajo bien hecho, es un incentivo que permite continuar a pesar de los contratiempos y dificultades que puedan surgir en el camino.

Saber escuchar y contactar con los demás resulta decisivo en el trabajo. La empatía permite reconocer las necesidades del otro, al ser capaces de ponerse en su lugar. Se tiene una perspectiva más amplia de la situación, se comprenden otros puntos de vista y se puede ayudar y guiar al equipo de trabajo.

Por último, las habilidades sociales son un componente esencial en el trato con los demás. Una fluida relación con el resto del grupo redundará en el intercambio de información e ideas. Para que ello sea posible, será necesario adecuar el nivel de comunicación a cada interlocutor. La exteriorización de los pensamientos, la asertividad y la atención a lo que diga la otra persona son hechos que propician las buenas relaciones en la empresa.

{mospagebreak }Historia

Es en los años noventa cuando surge el concepto inteligencia emocional. Un enfoque novedoso que venía a poner de manifiesto la capacidad emocional y social del individuo, no reconocida ni valorada en los tests psicológicos que evaluaban el saber académico como única vía de medir el conocimiento.

El psicólogo John Mayer expone los pasos dados en el campo de la inteligencia emocional desde sus inicios hasta hoy mediante una serie de etapas. Así, en sus comienzos, en el período que comprende de 1900 a 1969, se incide en la investigación acerca de la inteligencia y aparecen los tests psicológicos. Se crea el debate en torno a la prevalencia de la emoción sobre la respuesta fisiológica o viceversa.

En una época posterior, concretamente de 1970 a 1989, se estaría en los albores de la inteligencia emocional. En 1976 aparece el libro "Tus zonas erróneas", del doctor Wayne Dyer, en el que se pone en tela de juicio la definición de coeficiente intelectual como aquél que únicamente hace referencia a los títulos académicos. En 1989 comienzan los primeros estudios acerca de las emociones y cómo afectan al ámbito laboral de la mano de Ayman Sawaf.

Durante los años 1990 y 1993 se produce el nacimiento de la inteligencia emocional. El término es acuñado en 1990 por los psicólogos John Mayer, de la Universidad de New Hampshire, y Peter Salovey, de Harvard. Aunque la divulgación y popularización del concepto vendría entre 1994 y 1997. El verdadero auge se da con la publicación del libro de Daniel Goleman "Inteligencia emocional", en 1995. Más tarde vería la luz el libro "Inteligencia emocional aplicada al liderazgo y a las organizaciones", de Ayman Sawaf y Robert Cooper, donde se presenta el primer test estadísticamente aprobado para el coeficiente emocional.

Por último, desde 1998 hasta hoy, comprendería una etapa de estudio y ratificación de lo que es la inteligencia emocional. Goleman publica otro libro, "Inteligencia emocional en la empresa", donde narra sus experiencias en distintas organizaciones y establece las cualidades que debe poseer un gerente o un alto cargo para el desempeño de sus funciones.

Ámbito empresarial

La inteligencia emocional en la empresa por Abel Cortese.

Desde hace algún tiempo, al revisar los anuncios que ofrecen empleo, viene siendo costumbre leer requisitos como saber comunicarse, trabajar en equipo, adaptabilidad y movilidad geográfica, deseo de desarrollar una carrera en la empresa o motivación para luchar por objetivos. Junto a los conocimientos académicos aparecen pujantes características de un perfil de personalidad que sepa creer en sí mismo y en sus compañeros, capaz de liderar un equipo, que entiende las exigencias del medio en el que se desenvuelve y que mantenga una fuerte dosis de ilusión en los proyectos.

La declaración de intenciones de la empresa articula a sus empleados en la forma y consecución de los fines propuestos. La integración en los planes de la organización sirve como nexo de unión a los trabajadores para tomar conciencia de su cometido. De esta manera, los parámetros de exigencia y comportamiento están definidos. Sin embargo, en ocasiones, son las propias empresas las que generan ansiedad y stress en su plantilla. El remedio de la recompensa económica como única medida para incentivar el rendimiento hace que se lleve un ritmo de vida frenético, perjudicial para la salud.

Así lo estima el consultor e investigador Abel Cortese, que cita una serie de motivos que contribuyen a desanimar y deteriorar la moral de los subordinados. Si la carga de trabajo es excesiva, hace que el esfuerzo realizado no obtenga resultados. Si a esto se le añade una retribución escasa, además de la inseguridad laboral que hay en la actualidad, se percibe una merma en la productividad. El trato desigual y arbitrario, desatender las demandas del grupo y una incoherente distribución de los proyectos restan motivación para acometer los objetivos.

Por otra parte, a veces, el trabajador se ve involucrado en un conflicto de intereses entre sus principios y los deseos de la empresa. Desarrollar una actividad que genere tensión por tener que desestimar la ética personal causa menoscabo en la moral del individuo. En último lugar, el escaso control y poder de decisión del trabajador sobre su cometido se proyecta como falta de reconocimiento y confianza en su capacidad. El resultado es un deterioro de las relaciones que provoca un descenso de la producción.

El desarrollo de la inteligencia emocional en el ámbito empresarial provocará que las compañías que respeten sus preceptos puedan experimentar ventajas que les haga progresar en el plano económico. Abel Cortese destaca unas claves para que los beneficios se hagan notorios. Señala factores como el compromiso con la estrategia a seguir, la armonía entre los intereses financieros de la empresa y las propuestas de los trabajadores, el fortalecimiento de las relaciones entre los distintos estamentos de la empresa y con los clientes y la mejora de la comunicación entre el cuerpo directivo y sus subordinados.

La creciente especialización en el sector empresarial hace que se creen equipos para abordar situaciones concretas, que una vez resueltas hacen que el grupo se disuelva para que sus integrantes puedan ocuparse de otras tareas. La inteligencia emocional juega un papel trascendental en la relación entre sus miembros y en la elección de la opción más adecuada. Podrán existir crisis en la trayectoria de la organización que tendrá que afrontar: competencia pujante, absorciones hostiles… pero si practica este modelo de conducta, siempre gozará de más posibilidades de seguir adelante. Una resquebradiza estructura emocional evidencia los puntos débiles de la empresa y la hace vulnerable.

Sucede que las personas que están más motivadas responden mejor a los cambios y a la presión del entorno. Aptitudes como la adaptabilidad, imaginación para las nuevas maneras de entender el mercado, trabajo en equipo y respuesta adecuada a las futuras coyunturas que se vayan creando van a ser consideradas como valores que deberá poseer una persona para liderar un proyecto.

{mospagebreak }Cómo desarrollarla

Ante las ventajas que reporta esta clase de inteligencia, conviene preguntarse si es una faceta de la personalidad que puede desarrollarse. Afortunadamente, cabe señalar que así es. La inteligencia emocional puede incrementarse con el paso del tiempo. La experiencia y la madurez que la persona vaya adquiriendo a lo largo de la vida, le servirán para examinar y orientar sus emociones al producirse situaciones parecidas. Por otra parte, carecer de un nivel adecuado puede repercutir negativamente en las parcelas personal, familiar y profesional.

El autor del libro "Inteligencia emocional", Daniel Goleman, exponía unos cuantos apartados para progresar en estos aspectos. Afirma como el encontrar la causa de los estados de ánimo es beneficioso para realizar un cambio personal, aunque es imprescindible el deseo del individuo de querer salir del estado en que se encuentra. La motivación es otro factor a tener en consideración. Sentirse capaz y con la energía suficiente para llevar a cabo los proyectos, mostrarse seguro de las propias fuerzas y tener afán de superación aparecen como estímulos destacados que propician el aumento del rendimiento laboral.

Cuando surjan las dificultades conviene hallar el motivo e identificar los pensamientos y emociones para encauzarlos adecuadamente. Se hace precisa la aceptación de las críticas ajenas para subsanar los puntos débiles. A su vez, la empatía sirve como enlace para conectar con la forma de pensar de otros compañeros, aptitud que se verá reforzada si se atiende al tono de voz y al lenguaje corporal.

Ocurre que hay personas que ven el acoplarse a un grupo como un auténtico problema. Para contemplar hacerlo satisfactoriamente, hay que observar el comportamiento de éste y procurar integrarse en su entorno para evitar quedar aislado. Dialogar con los demás y compartir aficiones ayuda a establecer vínculos de unión entre los miembros del equipo. Por último, indicar que la inteligencia emocional cumple un gran papel en los momentos de tensión. No perder los nervios en una discusión y buscar el consenso entre las diferentes opiniones sirve para construir un clima de confianza en el que poder expresarse.

En opinión de la psicóloga Cris Bolívar, para el correcto desarrollo de la inteligencia emocional es necesario la participación en talleres que enseñen a utilizarla. Para garantizar su efectividad, establece ciertos criterios como definir con claridad los objetivos que se persigan y que, por supuesto, estarán dentro del ámbito de la inteligencia emocional, que estos seminarios inviten a la reflexión y que despierten la motivación y las emociones de los asistentes.

Han de observar una metodología vivencial, utilizando técnicas y experiencias que aúnen la realidad de la empresa con la del individuo. Los talleres deben estar dirigidos por profesionales competentes y es aconsejable que estas prácticas se hallen inmersas en un programa de entrenamiento personal (coaching), con tutorías individuales. Cris Bolívar entiende que estas sesiones deben aglutinar los intereses de la empresa y las necesidades de sus empleados para conseguir resultados.

Enlaces

El corazón también cuenta en el trabajo

Inteligencia emocional en la empresa

Preguntas frecuentes sobre inteligencia emocional

La inteligencia emocional en la empresa por Abel Cortese

La inteligencia emocional en el trabajo

Inteligencia emocional

Inteligencia emocional. Enviado por Psic. Alexandra Navarrete Barboza

Inteligencia emocional. Training & Development digest. Julio 1998

La inteligencia y la inteligencia emocional

La autorregulación emocional como elemento central de la inteligencia emocional

Ejemplos y casos de la inteligencia emocional

¿Qué es la inteligencia emocional?

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Cuando los constructos psicológicos escapan del método científico: el caso de la inteligencia emocional y sus implicaciones en la validación y evaluación

Trabajos sobre inteligencia emocional

Publicado en Empleo el 18 de abril de 2006.