En el libro usted plantea al abordar el tema del mobbing la importancia del contexto. Los inicios parecen estar en la época postindustrial. ¿Cuáles son las características de esa época para que surgiera este tipo de hostigamiento?
Fundamentalmente, los valores que desarrolla la sociedad postindustrial y que encontramos en la sociedad industrial: ética protestante donde el egoísmo, la competitividad y una ética instrumental donde lo importante son los medios y no los fines, donde el todo vale es lo que prima, da lugar a los valores que tenemos hoy en día, opuestos a valores como la solidaridad, el altruismo o la amistad que deberían regir en nuestras relaciones sociales y, por tanto, laborales. Valores más nobles que los existentes hoy en día.
En el 2002 el Parlamento Europeo anunciaba unas estadísticas en las que un millón y medio de españoles eran víctimas del acoso laboral. Según se ha definido en el Primer Foro Nacional de Expertos en Acoso Moral en el Trabajo que tuvo lugar en Santiago, 2,3 millones de españoles son víctimas de la violencia psicológica. Hay quien lo define como la epidemia del siglo XXI. ¿ A qué problema se enfrenta la sociedad y cuál es la causa por la que se da este fenómeno? ¿Se impone un cambio de valores?
Las estadísticas no son fiables porque el fenómeno no debe ser abordado desde un aspecto cuantitativo sino cualitativo. Lo importante no es cuantas personas hay en Europa que sufren, lo importante es que no haya nadie que sufra una actitud hostil por una persona o grupo que le impidan desarrollar su vida. Para erradicar el fenómeno del mobbing debe fomentarse, en primer lugar, una formación de qué es y, en segundo lugar, debe ir acompañado de una educación social en todos los ámbitos, que propicie el cambio de valores del que hablaba antes y la concienciación ante este fenómeno, el no quedarnos callados, bien en el ámbito familiar o en el laboral. El ser cómplices de hostigamiento es uno de los mayores fenómenos preocupantes, ya que no nos encontramos solo frente al hostigamiento sino frente a un hostigamiento que se siente respaldado por un grupo, lo cual hace más difícil la erradicación del hostigamiento. Con relación a las estadísticas, hacen falta estudios serios que permitan diferenciar entre lo que puede ser insatisfacción en el trabajo, entre lo que pueden ser unas malas relaciones interpersonales, mal clima sociolaboral y lo que es realmente el mobbing.
En una entrevista a Europa Press usted afirmaba que "los trabajos se están convirtiendo en centros de agresión". ¿Qué factores acontecen para que se desate esta clase de hostigamiento en el lugar de trabajo?
Principalmente, la existencia de una competitividad desmesurada que se refleja en la incorporación de los valores que he descrito anteriormente como el egoísmo entendido negativamente como negación de la vida de los demás. Ante la imposibilidad de desarrollar la vida por uno mismo, nos fijamos demasiado en el hacer de los otros y cuando vemos que ese hacer destaca o sobresale, en lugar de alabarlo, tendemos a negarlo, a censurarlo convirtiéndose los centros de trabajo en sitios donde habita la envidia. Esta envidia malsana nos lleva a agredir sutilmente a los demás, ya que las agresiones físicas y sexuales están más controladas desde el punto de vista jurídico mientras que el hostigamiento psicológico, debido a la falta de normativa es difícil penarlo y difícil de demostrar por parte del agredido su existencia.
¿Se han encontrado rasgos o indicadores de riesgo en la personalidad de los acosadores y de los acosados: sexo, status social, indicadores psicopatológicos…?
Se ha intentado desarrollar un perfil que en cierta forma reflejaría a la persona de 40-45 años, el ejecutivo agresivo, el llamado "trepa a toda costa" y, en el caso de género, las encuestas demuestran que prácticamente es igual en mujeres que en hombres. Personalmente, creo que cualquiera puede ser un psicópata que desarrolle este tipo de hostigamiento si no está conforme con su modo de vida y con él mismo. En nuestro trabajo diario nos encontramos que tanto agresores como agredidos no corresponden a ese perfil sino que existe una disparidad que nos hace estar alerta frente a cualquier persona.
¿Cuáles son las conductas del acosador?, ¿qué estrategias de acoso utiliza?
El acosador, en principio, busca ganarse la confianza de su víctima. En esta primera etapa de acercamiento los halagos son frecuentes y es por ello que, más tarde, le resulta a la víctima más difícil entender los desprecios que va a llevar a cabo el agresor o grupo de agresores. Los hostigamientos pueden ser muy variados. Van desde aislar a la víctima, desconectarlo de su grupo social, proferirle amenazas, insultos, de manera inusual, que provocan un complejo de culpabilidad en la víctima que se pregunta que está haciendo mal. Esta interiorización de la culpabilidad va a ir deteriorando la confianza de la víctima hasta llevarle a ver su entorno como amenazador, ante la imposibilidad por parte de la víctima de saber lo que realmente está ocurriendo, va a ir deteriorándose paulatinamente, rompiendo sus relaciones sociales y familiares encerrándose en sí mismo y sufriendo alteraciones psicofísicas como falta de apetito, trastornos del sueño, síntomas característicos de estados depresivos que, si no son cogidos a tiempo, la persona puede entrar en una depresión fuerte que, incluso, puede llevarle al suicidio. Por ejemplo, en Suecia muchos casos de muerte por accidente automovilístico son examinados para ver si no han sido suicidios, tal vez producidos por estados depresivos cuyo origen puede haber estado en un hostigamiento psicológico laboral.
¿Guarda alguna relación el mobbing y el acoso sexual?
Debemos diferenciar acoso sexual y mobbing porque aunque ambos sean un tipo de violencia, las tácticas empleadas son diferentes. El acoso sexual intenta vulnerar la intimidad corporal de la persona lo cual posteriormente produce repercusiones psicológicas, mientras que el mobbing intenta herir la parte psicológica de la persona, produciendo posteriormente secuelas físicas. Por ello, a veces, en las encuestas o formularios que se pasan a las víctimas existen preguntas relativas hacia agresiones sexuales que no deberían introducirse, pues están mezclando dos especies de violencia de características diferentes.
{mospagebreak }¿Qué actitud deben adoptar las víctimas del mobbing? ¿cómo pueden hacerle frente a este problema?
Las víctimas del mobbing dependen del estado en que se encuentren. Cuando nos encontramos en un estado inicial es fácil y posible que mediante unas técnicas de afrontamiento, que los psicólogos pueden suministrar, el agredido pueda enfrentarse por sí mismo al agresor. Cuando nos encontramos en estados avanzados, el trabajo del psicólogo o psiquiatra es más complejo, ya que la víctima tiene miedo a volver al trabajo o a revivir los males experimentados que ha sufrido. Por ello, el trabajo también debería centrarse sobre el acosador, tomando las medidas preventivas necesarias como puede ser su despido, multa, desubicación de su lugar de trabajo para que, cuando la víctima vuelva a incorporarse, no se produzca nuevamente la hostilidad por parte del agresor. La víctima se puede siempre recuperar, la curación es posible, pero el problema estriba principalmente en el daño moral que se ha ejercido aunque, hoy día, nos estemos preocupando más por las pérdidas económicas que genera el mobbing, al producir bajas de larga duración e incluso incapacidades.
¿En qué profesiones se da con más incidencia el mobbing?
Fundamentalmente, en los sectores de la Administración, Sanidad y Educación. Tal vez, debido a que el anonimato que puede darse dentro de estas tres entidades posibilita más fácilmente el hostigamiento psicológico laboral. Ahora bien, no hay que identificar el hostigamiento con un hostigamiento descendente, es decir, no debemos pensar que el hostigamiento sólo se produce entre un jefe y sus subordinados, sino también se da y creo que es más frecuente, el hostigamiento entre compañeros. Tampoco debemos olvidar el de los subordinados al jefe. Pero en los sectores señalados anteriormente el segundo tipo es el más habitual y ante la falta de un jefe o una cabeza más visible, como puede darse en una empresa privada, las actividades de hostigamiento proliferan en estos ámbitos. Lo curioso es que, sabiendo que es así, la Administración apenas se preocupa de tomar medidas preventivas o investigar sobre este tema que, en un plazo breve, pudiera solventar el gran número de bajas que se produce en estos ámbitos. Por ejemplo, en la enseñanza el número de bajas por stress es producido por situaciones de hostigamiento que se dan en el desarrollo de las funciones del profesorado.
El libro aborda múltiples enfoques y usted mismo plantea diferentes puntos de vista, desde la filosofía a la psicología, ¿hay algún punto en común del que se parte o al que se llega desde estas teorías?
El punto común es la comprensión del hostigamiento como un modo de desvitalización del individuo. Este pequeño punto de contacto entre las diferentes disciplinas que abordan el problema es la comprensión de la vida como proyecto, como afirmación. La negación de la vida mediante los mecanismos de hostigamiento variados que posee el agresor es lo que conduce a las situaciones de mobbing y, por ello, como la vida es un fenómeno interdisciplinar podamos abordar el tema del mobbing como un problema interdisciplinar, lo cual resulta más enriquecedor que un estudio unilateral que, a fin de cuentas, reduce el problema y busca en su apropiación enriquecer la disciplina con un nuevo objeto de estudio, pero no busca la comprensión global del problema.
Desde el papel de los filósofos, ¿qué papel piensa que la filosofía puede tener para frenar la incidencia del mobbing en nuestra sociedad?
El filósofo, figura denostada hoy en día, poco puede hacer ya que su papel en la sociedad es irrelevante. Tal vez, porque no existen filósofos en un sentido pleno del término sino lo que se da hoy en día son servidores ideológicos al servicio del Estado. El papel crítico y renovador que tenía la Filosofía en otro tiempo se ha perdido. De todas formas, la labor del filósofo, hoy en día, sería la creación de una concepción del mundo que fundamentase unos valores diferentes a los valores existentes actualmente en la sociedad y estos valores hay que inventarlos. Luego, aventurarnos a vivir con ellos y desde ellos como guías u horizontes vitales. Por lo tanto, la labor del filósofo pasa por una labor de denuncia de lo existente pero por una tarea creativa que de lugar a la superación del estado de cosas en el que la sociedad actual se encuentra: crisis de valores, guerras, homicidios, codicia, etc.
¿Considera que en España se le da la misma importancia que en otros países?, ¿cree que se están tomando las medidas necesarias en el ámbito político, social e, incluso, jurídico para que no se den este tipo de comportamientos?
En España el fenómeno aparece como nuevo debido a que en el entorno laboral la Ley de Prevención de Riesgos Laborales es reciente, mientras que, en otros países, lleva muchos años en funcionamiento. El cumplimiento de lo que dice la ley prácticamente no se da. Lo cual significa que, con relación a Europa, nos faltan por lo menos 10 años de cultura preventiva para poder igualarnos a la concienciación existente en estos países de la UE. Los políticos no se están tomando seriamente el asunto de la prevención de riesgos en tanto que las propuestas que han llegado a nuestro Parlamento se han quedado ahí y parece que, con relación al hostigamiento psicológico, no vamos a tener legislación en algunos años. A menos que surja una directiva de la UE que nos obligue a incorporarla a nuestra legislación. Por lo que se ve, la prevención da pocos votos ya que es un fenómeno a largo plazo donde, por lo menos, una generación tiene que pasar para poder apreciarse los resultados. Los políticos tienen sus miras a corto plazo de tiempo que suele ser los 4 años de mandato electoral.
¿Qué medidas se están aplicando, por ejemplo, en el ámbito de la CEE?, ¿hay programas de tratamiento de este tipo de fenómenos?
En la CEE está debatiéndose una directiva marco en la que dicho fenómeno pueda obtener el calificativo de enfermedad profesional. Lo cual sería un avance muy importante si así fuera cara a saber como poder afrontar esté fenómeno ya que, en la actualidad, a falta de legislación, no saben los jueces si catalogarlo como enfermedad derivada del trabajo, enfermedad profesional o accidente de trabajo. Ello es muy importante para todos los problemas relacionados con la Seguridad Social, a los problemas relacionados con la responsabilidad del empresario y a las implicaciones penales que pudiera tener el hostigamiento psicológico en el trabajo. De todas formas son proyectos que se encuentran en fase de borrador y, por lo menos, hasta el 2005 ó 2006 parece difícil que exista una legislación unificada sobre este tema en la UE.