Por eso, el hecho de que las nuevas tecnologías puedan suponer, en la teoría, un factor de inclusión, – por ejemplo para personas con discapacidad o habitantes de zonas despobladas -, en la realidad lo es en mucho menor medida de lo que se dice e incluso puede llegar a constituirse en factor de exclusión.
Entre estas nuevas tecnologías, es la red Internet la que más relevancia ha adquirido en la conformación de una nueva sociedad, la Sociedad Red, en torno a la cual nuestras vidas se van desarrollando.
Vivimos una realidad en la que la inclusión social está cada vez más relacionada con la e-inclusion y alejarse de la Red no significa "estar fuera de un club" o "no seguir la moda", sino que significa perder, cada día en mayor grado, oportunidades de comunicación, de formación, de trabajo o de servicios, en una pendiente segura hacia la exclusión social.
Teleservicios y networking
Las empresas ofrecen oportunidades de trabajo a través de internet, las entidades financieras recortan cada día sus servicios presenciales para ofertarlos on-line, los centros de formación aumentan constantemente su oferta de cursos virtuales y las compañías aéreas promueven la compra de sus vuelos mas ventajosos desde la web. Los "teleservicios" ganan terreno, día a día, y los excluidos del mundo digital pierden oportunidades en la misma proporción.
Pero no son sólo los servicios que ahora se han transformado en teleservicios los que conducen a las exclusión de aquellos que no son capaces de acceder a su disfrute. Hay otro hecho que excluye con más fuerza que la inaccesibilidad a los teleservicios. Este hecho podríamos definirlo como el "progresivo traslado del posicionamiento social de las personas al ámbito de las nuevas tecnologías de la información".
Por poner un ejemplo, hoy cualquier empresario sabe que su futuro depende en gran medida de su posicionamiento en una red de relaciones compuesta por (actuales o potenciales) proveedores, clientes, funcionarios, profesionales, financieros, inversores, etc, cuya gestión va a estar progresivamente ligada a las nuevas tecnologías de red. Su capacidad y dedicación a "trabajarse la red" (networking) constituirán un factor clave de éxito a corto y largo plazo. (Fuente: Revista "De la Idea a la Empresa" de Marcel Planellas, los artículos Como desarrollar la network).
De la misma manera y en su propio ámbito de actuación, cualquier persona deberá conocer, buscar y trabajar su propia red, que le posicione y le permita desarrollarse dentro de la sociedad. De esa red, de su acceso y de su capacidad de gestionarla, dependen sus posibilidades de e-inclusion.
Hacia la e-exclusión
Sin embargo, esto no significa que la mera "tecnologización" de las sociedades (o grupos sociales) más retrasadas nos lleve automáticamente a la inclusión social, ni tan siquiera a la e-inclusión. Es poco serio pretender convertir analfabetos en cibernautas, simplemente por colocar ordenadores y redes de telecomunicación, o introducir en el comercio electrónico a personas cuya principal preocupación es no morirse de hambre.
Los gobiernos deben hacer grandes esfuerzos de educación, sanidad, infraestructuras y desarrollo social, antes de pensar específicamente en atajar la e-exclusión. O, dicho de otra manera, la primera tarea de la lucha contra la e-exclusión, la condición necesaria para salvar la brecha digital, consiste en poner a las personas en situación y condiciones que no sean las de mera supervivencia.
Salvado este primer estadio, esa condición "necesaria", la condición "suficiente" para que la e-inclusion sea efectiva estará en la mejora del conocimiento sobre las posibilidades de las nuevas herramientas, -y su manejo-, a su accesibilidad y al grado de participación de los usuarios en su desarrollo.
Respecto al conocimiento requerido, más que el aprendizaje del uso de las herramientas, lo importante va a ser la comprensión del significado de los cambios que las nuevas tecnologías generen y el acertado aprovechamiento de los mismos.
Aquellas sociedades que sepan transmitir los fundamentos de estos cambios, que formen una gran mayoría de personas con capacidad de adaptación a las nuevas tecnologías, abrán puesto las bases para una lucha eficiente contra la e-exclusion.
El GeM plantea un desarrollo de las nuevas tecnologías de la información al servicio del ser humano, trabajando en las siguientes áreas de actuación:
- Reciclaje ecológico de equipos desde las áreas más ricas a las más pobres del mundo, incluyendo equipos de alta calidad y servicios necesarios, tales como formación y mantenimiento y teniendo en cuenta las posibilidades locales de Internet, la anchura de banda, la diferencia lingüística y las pautas de accesibilidad.
- Coordinación de las organizaciones que trabajan por la e-inclusion.
- Relaciones de negocio de negocio con el sector privado que contribuyan a la e-inclusion.
- Espacio de aprendizaje para la innovación y el espíritu emprendedor con responsabilidad social.
- Trabajo de e-voluntariado para la ayuda off-line y on-line.
- e-Gobierno para todos en lo que se refiere a la e-democracia y a la e-ciudadanía.
- Promoción del Software libre y abierto.
- Identificación de sinergias y posibilidades de colaboración entre proyectos presentados a Convocatorias de Premios para e-inclusion.
- Participación activa en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información con resultados, documentos, declaraciones y resoluciones.
- Identificación y movilización de fuentes de financiación.
- Trabajo en aspectos culturales e intelectuales de la e-inclusion.
- Campañas de promoción y visibilidad en los medios, con mensajes claros y enfocados a la defensa de la e-inclusión.
- Trabajo en áreas específicas para la e-inclusión: nuevas tecnologías contra el SIDA, para la mejora del medio-ambiente, para la igualdad de género, oportunidades digitales para la juventud o e-inclusion para la gente indígena.
- Implicación de la juventud y solidaridad con las áreas más pobre del mundo.
Accesibilidad y participación
La accesibilidad a las nuevas tecnologías de la información alcanza a aspectos físicos, intelectuales, lingüísticos, culturales y económicos. No es sólo que una persona, por su discapacidad física o sensorial, por su localización geográfica o por su formación, se vea excluida e incapaz de acceder a las nuevas tecnologías de la información, sino que el grado de utilización de las mismas y el aprovechamiento de los contenidos es, en muchas ocasiones, tan bajo que produce "de facto" una e-exclusion funcional.
La diferencia de nivel de las tecnologías que se utilizan en unas partes del mundo y en otras, o entre un sector de la población y otros, no hace sino ahondar la llamada "brecha digital". En más de 60 países, menos del 1% de la población utiliza Internet. La ONU ha señalado al respecto que sólo una política común conseguirá corregir la situación.
El Foro Europeo de la Discapacidad, además de trabajar por la accesibilidad de la Sociedad de la Información, también exige "el reconocimiento total de las personas con discapacidad como especialistas en la forma en que las tecnologías de la información pueden mejorar sus vidas". Sin embargo, la participación de los más desfavorecidos en el diseño de los nuevos servicios de la era digital es escasa y no lleva camino de mejorar. Como ha dicho el Secretario General de la Unión Internacional de Comunicaciones (ITU), Yoshio Utsumi: "confío en que podamos colaborar para definir una estrategia mundial que permita llegar a una situación en que todos ganen". Ese es el objetivo de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, que se celebrará en diciembre de 2003 en Ginebra.