Reciclarse o morir

Podemos decir que una persona, no termina sus estudios cuando entra en una actividad económica sino que continua su formación a lo largo de toda su vida.


Debido al actual mercado de trabajo y la sociedad de la información en la que está inmerso, todo indica que la gran mayoría de los trabajares cambiará de profesión 3 o 4 veces en su vida por lo que la formación continua cobra una importancia muy relevante.

La metodología de la formación

¿Cómo vamos hacer la formación continua?. Lo que está claro es que la forma de aprender en las personas cambian con la edad, ya que no se retiene la información de igual modo a los 18 años que a los 40. Pero este es un aspecto de la pedagogía que no se tiene muy aclarado y se está improvisando mucho en perjuicio del alumnado. Se hacen clases con grupos de diferentes edades mezclando gente de 18-22 con otras de has 45 años. Tampoco se tiene en cuenta las posibles deficiencias de adaptación cultural del alumno ni se siguen criterios lógicos en la elección de los futuros alumnos. Faltan metodologías tanto para la preparación de la formación, la forma de hacer, los fines y los criterios políticos de alcanzar unos puestos de trabajo.

La otra alternativa a la formación es: la formación on-line desde Internet. Su bajo coste, la libertad de horarios y la posibilidad de crear un programa formativo a la carta hacen de este método una herramienta imprescindible en varios campos profesionales, aunque en España topan con la desconfianza de la gente. Entre los inconvenientes de este moderno soporte educativo estarían el requerimiento de una superior autodisciplina por parte del alumno y la necesidad de superar los muchos problemas tecnológicos para aprovechar al máximo los recursos que brinda la formación on-line.

 
La estrategia de la formación continua
 
Antes de impartir cursos, hay que analizar el actual mercado de trabajo para saber cuales son los sectores más necesitados. La pregunta clave es ¿hacia dónde se va ha especializar el mercado de trabajo?.

Destaquemos un hecho: La formación continua no crea puestos de trabajo, sino a mantenerlos. En una comarca o región poco desarrollada con un tejido productivo en recesión, tiene que existir voluntad política de cambiar la situación. Conozco casos de localidades en las que se han hecho cursos de formación continua y ocupacional ilusionando a un buen número de personas y a la hora de ponerlos en marcha se encontraron con la oposición de unos intereses contrarios a toda las innovaciones.
 
{mospagebreak }Cambios

Uno de los propósitos de los países miembros de la UE es establecer estrategias globales y adaptadas para la educación y la formación permanente, "coordinando las distintas responsabilidad participadas de los poderes públicos, las empresas, los interlocutores sociales y la sociedad". Queda ahora que los distintos estados miembros fijen objetivos dirigidos a aumentar la inversión en recursos humanos y programas de igual calificación. En la actualidad el 15% de los profesionales españoles realiza algún curso de formación continua. El dato no es seguro, aunque si se compara con el 3% del año 1993 es todo un logro. Habrá que seguir aumentando el porcentaje para ir igualando a los de otros países como Francia o Inglaterra.

Se está haciendo necesario un cambio y plantear la formación continua como un subsistema del sistema nacional de Formación Profesional, a partir de una perspectiva económica, de competitividad y de empleo.

Como dice, el profesor de la Facultad de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid, Cristóbal Torres: "A primeros de la década de los noventa, entre un 75% y un 85% de los puestos de trabajo en la Unión Europea verían alterados sus contenidos en el futuro a medio plazo".

La formación debe ser un derecho que nos acompañe desde la cuna a la tumba. Por ello, la Comisión Europea ha llamado la atención de "los quince" para elaborar entre todos una estrategia global con el fin de que la formación continua se haga realidad a un nivel individual e institucional garantizando de esta manera la integración social y la igualdad de oportunidades.

Reciclarse o morir

El mínimo de formación ha cambiado. La mezcla de revolución tecnológica, el nacimiento de una sociedad del "conocimiento", más el tumulto de información que nos bombardea hacen del trabajador un sujeto desorientado. Ahora los empleos no son tan manuales y se precisa más información, no solo demandas de esfuerzo físico en las empresas se pide mucho más: Como de control de unas maquinas complejas, nuevas organizaciones y uso de los avances tecnológicos. Por tanto, el trabajador debe ostentar, al menos, un pequeño nivel de formación común que, entre otras cosas, debe incluir la capacidad de adaptación a los continuos cambios que se suceden en la actividad empresarial. Todo pasa por una buena formación continua, pero hay que buscar mecanismos de control y de garantía.

Las permanentes críticas que se han recibido, por presuntos fraudes son un hecho, pero hay que insistir que se está funcionado bien, aunque se ve una cierta desorganización entre los distintos estamentos que tratan el tema.

Que se persigan las irregularidades, pero que se mejore más aun un sistema necesario para nuestro mercado de trabajo. En nuestro país tan sólo el 5% de la población entre 25 y 64 años recibe formación continua, contrastando esta baja tasa con la del 21,5% de Suecia o Reino Unido o el 10% de la media de la Unión". Es bueno que vayan surgiendo iniciativas del tipo "FORCEM", una fundación gestionada entre el INEM, los empresarios, sindicatos y comunidades autónomas.

Para finalizar, solo quiero añadir dos aspectos:

 

  • Hoy en día, acumular conocimiento significa añadir capital para un próximo futuro personal como individuos además de prepararnos para una más que probable rotación laboral

  • Dejar de temer el aprendizaje de nuevas técnicas y materias, sin miedo al futuro que nos trae el nuevo siglo. Es cuestión de decidir dónde queremos estar: entre los que caminan o entre los que ven pasar las oportunidades