Las economías modernas han ido creando la formación profesional y los estudios reglados. Han acabado con los aprendizajes y pasantes, instituciones donde de una manera la gente aprendía los oficios. Años atrás, cuando se salía de la universidad se entraba en la empresa de la familia o negocio de algún conocido. Después y si todo iba bien, se continuaba hasta la jubilación.
Por nuestra propia historia política o por la falta de instituciones de índole privado donde se de esta formación unido al rápido desarrollo económico, se ha ido creando un vació formativo al respecto que explica la actual situación de déficit. Han sido en estos últimos años las administraciones públicas quienes han dado respuesta a dicho problema mediante la inclusión de periodos de prácticas en los módulos formativos.
Lo que opinan los estudiantes
El Objetivo 3 es un programa de la Unión Europea que tiene por finalidad la inserción laboral de la mujer y de los colectivos más desfavorecidos. Este programa se estructura en una serie de ejes: inserción de los desempleados, mejora de la capacidad empresarial, igualdad de oportunidades (dirigido a la mujer), eje de la discriminación, desarrollo del ámbito local y nuevas tecnologías.
Para un estudiante lo trascendental es finiquitar la carrera, saber informar a sus supervisores sobre sus tareas y dificultades encontradas, conocer su capacidad para aprender y adaptarse a diferentes modos de trabajar, tener una serena ambición por salvar este periodo de tiempo y pasar a formar parte del propósito de la empresa. El propósito de la gran mayoría de los becarios es trabajar y ser contratado en la empresa. Durante el periodo de prácticas tienen que demostrar que han realizado bien su trabajo y quizás podrán quedarse, aunque eso depende de la ambición del estudiante y también del renombre de la compañía.
El substancial favorecido es el estudiante. Al contratado en la práctica, se le instruye en aquellas cosas que no se inician y aprenden en la universidad. Hacer prácticas aporta una visión de la empresa más amplia que la adquirida en las aulas, aspecto este vital para tener seguridad y "tablas" en la resolución de problemas en el puesto de trabajo.
Lo que opinan las empresas
La empresa se socorre de los becarios con el objetivo poner a prueba a las personas antes de contratar. Incluso en ocasiones aportan conocimientos sugestivos y de gran utilidad para la empresa, ya que en ciertos casos los jóvenes están mejor preparados en nuevas técnicas, idiomas e informática que los trabajadores con más tiempo de la compañía.
Cada vez se utilizan más las prácticas como técnica de elegir personal. Los becarios y estudiantes se truecan de ayudantes, en viveros de gente a contratar. La gran superioridad de la práctica como procedimiento de selección para las empresas, se basa en la ensayo del candidato y no en el pronóstico obtenido en las pruebas de selección con baterías de pruebas, tests, etc. Se trata de poder dar la talla como trabajador apto y no ya tanto como estudiante. Mediante contratos eventuales, se cata y analiza lo que puede rendir un trabajador. De ahí, que aquellas empresas que requieren incorporar de manera incesante y continua individuos con un determinado perfil y titulación, establecen relaciones estables con el mundo universitario o la formación profesional.
Sin embargo, las empresas también tienen problemas para contratar personal cualificado en prácticas ya que no todos los estudiantes asumen la tarea de buscarlas y tampoco hay facilidad para encontrarlas.
La universidad está intranquilizada por la gran disparidad existente entre lo que se aprende y lo que realmente demanda la sociedad y las empresas. Se está luchando desde la misma para adaptar los planes de estudio con la demanda real empresarial. El perfil más reclamado es aquel que conoce idiomas, es innovador, sabe trabajar en equipo, tiene capacidad de aprendizaje y comunicación, y sobre todo flexibilidad en el trabajo para adaptarse a las necesidades variantes de las empresas. Ahora comprendemos que este perfil difícilmente se puede conseguir si no es con un periodo previo de prácticas donde percibir todas esas aptitudes.
{mospagebreak }Los sindicatos y comités de empresa, el otro punto de vista
Los becarios no están solos frente a la empresa. Hay un tercero en discordia que tiene un papel ambivalente de ayudar al becario, haciendo que la vida del estudiante sea buena o mala ya que él es el portavoz del ideario de la empresa ante las nuevas incorporaciones. Son los trabajadores de siempre que pueden estar en contra de las renovaciones de personal o del cambio productivo. Pero los sindicatos, se han dado cuenta de que renovar las técnicas de una empresa es garantizar el futuro de esos puestos de trabajo.
Al becario hay que guiarlo, no dejarle solo frente a un número indeterminado de trabajadores que se conocen entre ellos desde hace años y que saben que lo más seguro es que esta persona se vaya de la empresa después de un periodo de estancia más bien corto. Aunque la dirección tenga buena voluntad son los trabajadores quienes se hacen cargo del becario normalmente. Podríamos decir que este es uno de los fallo a solucionar en las prácticas.
Por otro lado, este periodo no siempre es un camino de rosas ya que en la mayoría de las ocasiones, es difícil conseguir un contrato laboral tras el aprendizaje. Además, las prácticas están insuficientemente planificadas, se improvisa, es frecuente inventar mucho y el seguimiento desde los centros oficiales para garantizar su calidad es escaso. Existe el estereotipo de las fotocopias. No hay que negarse a hacer fotocopias porque lo hace todo el mundo o el del "tráigame café", pero esa diligencia, como otras similares del becario dentro de la empresa, tiene que ser una parte muy minúscula de su tarea profesional. Deben de hacer cosas que tengan valor formativo para ellos, cosas que tengan un valor real para la compañía. Una práctica es buena, cuando nuestro becario es miembro activo de un equipo de trabajo y no hay discriminación en el grupo contra él, aportando valor añadido.
En los meses de verano, algunas empresas despliegan y tienden a ampliar sus ofertas de prácticas para cubrir las ausencias por vacaciones. Los becarios de verano son por costumbre estudiantes que no efectúan prácticas durante el curso electivo y se limitan a trabajar dos o tres meses y sacar algo de dinero para sus economías. Pero estas empresas tienen de esa manera una mano de obra más barata, que si contrataran personal de otras formas. En la actualidad en los grupos sindicales se es partidario de que las prácticas se conciban durante todo el curso para que aporten algo al estudiante y a la empresa, también de esta manera el becario adquiere una visión más real de la situación de su futuro trabajo. Pero las solicitudes para trabajar unos meses continúan siendo muy altas, sobre todo en trabajos de índole técnico.
Lo que los sindicatos quieren es que los contratos en prácticas no se conviertan en una fuente de mano de obra barata, sobre todo en puestos de trabajo técnicos o de puestos de mandos, que son los más precisan de experiencia, para convertir las prácticas en un dispositivo real de integración laboral.
Los mecanismos de intermediación
En Aragón como en otros lugares han surgido iniciativas para dar solución la calidad de las prácticas. Tanto por parte de las entidades que imparten la formación como la parte empresarial. De hecho casi todas las entidades educativas de formación profesional y universidades están en promoviendo o firmando convenios para que sus alumnos puedan realizar prácticas en empresas de la región, a escala nacional o cuando no en el ámbito internacional. Los ejemplos más representativos son la Fundación Empresa Universidad de Zaragoza, promovida por la universidad y la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza, o Universa, promovida por la Universidad de Zaragoza. Pero desde la iniciativa privada también hay organizaciones de ayuda a las prácticas, casi todas academias, escuelas e institutos de formación profesional tienen planes de prácticas, y no ponemos nombres por no olvidarnos de algunos.
Todo ello ayudado por iniciativas europeas, estatales, autonómicas o locales para renovar el tejido industrial y económico. Deseamos y esperamos que exista colaboración y coordinación entre todas ellas para poder impulsar este campo tan importante en el desarrollo de las nuevas generaciones.Todo ello ayudado por iniciativas europeas, estatales, autonómicas o locales para renovar el tejido industrial y económico. Deseamos y esperamos que exista colaboración y coordinación entre todas ellas para poder impulsar este campo tan importante en el desarrollo de las nuevas generaciones.