“La gestión del tiempo en el trabajo”

Porque el tiempo es un recurso conocido y perfectamente delimitado, con una serie de cualidades que sirven para definirlo:

  • Igualitario: A cada uno nos toca el mismo número de horas al día y días al año. El tiempo ignora los privilegios y cualquier otro factor que marque diferencias entre las personas.
  • Lineal: El tiempo fluye en una sola dirección, siempre hacía delante, sin posibilidad de regreso al pasado.
  • Generalmente insuficiente: Deseamos o necesitarnos más tiempo para todo. Todo lo que emprendemos se ve limitado por un plazo que habitualmente nos parece escaso para nuestros fines.
  • Rígido: No permite ningún tipo de manipulación, no se puede negociar sobre su posesión, acumulación, racionamiento o cesión.
Por tanto, el tiempo es un recurso universal, único y precioso en cualquier circunstancia o ámbito de actividad, pero mucho más en entornos empresariales donde su correcta gestión se hace imprescindible para la eficiencia de las personas y de la organización.

El control del tiempo en el trabajo

Hablar de control de tiempo es hablar de incrementar el tiempo que tenemos a nuestra disposición, es decir, aquél sobre el que tenemos libertad para. utilizarlo según nuestro criterio y necesidades. En cada jornada laboral nos surgen situaciones imprevistas, demandas del exterior o interior, visitas, etc. Que no podemos anticipar y que nos roban un tiempo precioso, tiempo que tenemos debemos restar a otras actividades.

El tiempo real bajo control no suele pasar de un 20 % de la jornada laboral, proporción insuficiente para poder planificar y organizar nuestro trabajo con un rendimiento aceptable. Lo que necesitamos es incrementar ese tiempo al 40 % o 45 %, dejando el resto como margen que anticipe las demandas organizativas y que nos proporcione capacidad de respuesta.

Analizar la distribución y uso de nuestro tiempo para poner en marcha procedimientos de control del tiempo dedicado a tareas secundarias o mal diseñadas será el primer paso para aumentar dicho control.

Existen unos factores de la pérdida de tiempo, que conviene empezar a identificar, podemos llamarlos "Devoradores del tiempo," y definirlos como aquellas actividades en las que empleamos un tiempo excesivo para las ventajas que nos proporcionan. Las siguientes son sus características definitorias:
  • No guarda proporción su beneficio con el perjuicio que nos ocasiona el tiempo que le dedicamos.
  • Son actividades necesarias, que no se pueden suprimir y que se presentan regularmente.
  • Los factores a que nos referimos son muchos, pero algunos de ellos aparecen con más frecuencia y tienen más peso especifico a la hora de interferir en nuestras actividades básicas e impedimos una correcta gestión del tiempo.
 
El teléfono

El teléfono ocupa a un directivo medio, entre una y dos horas diarias. Es un elemento necesario que se hace más importante cuanta mayor responsabilidad se tiene en la empresa. El control sobre el teléfono como un instrumento que agiliza y facilita el trabajo resulta imprescindible. Para ello, se ha de poner en marcha una serie de acciones clave, aplicadas tanto a la recepción llamadas, como a su emisión:
 
Llamadas recibidas:

Es importante que las llamadas pasen siempre por un filtro, una persona que tenga como una de sus funciones el atender a las llamadas telefónicas.

  • En ocasiones, no hay ninguna persona que tenga por obligación contestar al teléfono. En tal caso lo mejor es acordar con los compañeros las horas en las que cada uno contestará las llamada, rotando tumos periódicamente.
  • En asuntos muy concretos en los que se ultiman detalles, se arreglan citas, etc, es conveniente para ganar tiempo el remitir al comunicante a la secretaria para que ella tome nota de los datos específicos y de alguna otra cosa que el interlocutor quiera añadir.
  • Es recomendable establecer periodos del día en los que nos conviene más recibir llamadas, haciéndoselo saber a nuestros interlocutores más habituales

Llamadas emitidas:

Lo primero y más importante es determinar la necesidad de la llamada, es decir, clarificar si esa llamada puede ser substituible, si no es mejor utilizar la comunicación escrita o el contacto personal.

  • Antes de descolgar el teléfono hay que preparar la llamada. Hay que tener claro lo qué queremos conseguir con esa llamada y cómo queremos hacerlo. Es importante hacemos con un mínimo guión de nuestra conversación y tener papel y lápiz a mano.
  • Ante posibles dudas o mal interpretaciones, es recomendable terminar la conversación con un pequeño resumen de lo que se ha dicho y de lo que se ha escuchado. Así evitaremos nuevas llamadas de aclaración y confirmación Y por tanto, pérdidas de tiempo
  • Al igual que en las llamadas recibidas, es conveniente agrupar llamadas pendientes en un período concreto del día, para no permitir que el cambio repentino de actividad interrumpa o disminuya nuestra concentración sobre tareas más complicadas.

Tanto en lo referente a las llamadas emitidas como recibidas, nuestra falta de habilidad para la conversación telefónica es, en muchas ocasiones, la principal causa de pérdida de tiempo. La incapacidad para limitar la charla innecesaria suele prolongar en exceso las llamadas. Es importante:

Saber manejar al comunicante "pesado," es decir, saber hacer notar al otro que no tenemos tanto tiempo como él para hablar, y tenemos prisa en colgar.

Limitar las charlas de cortesía a lo imprescindible. Aunque pueda resultamos más agradable y menos tenso que el asunto en cuestión, reducirlas incluso se agradece en la mayoría de las ocasiones.

Limitar las charlas de cortesía a lo imprescindible. Aunque pueda resultamos más agradable y menos tenso que el asunto en cuestión, reducirlas incluso se agradece en la mayoría de las ocasiones.

{mospagebreak }Las reuniones

Evaluar la necesidad real de una reunión es lo primero que hay que hacer para conocer en qué medida dicha reunión nos va a ocasionar una perdida de tiempo. Con frecuencia se sobrevalora la utilidad de las reuniones y llegan a ser convocadas con mucha más frecuencia de lo necesario. Por ello, es muy importante establecer y definir el objetivo que se quiere alcanzar con la reunión y si es el mejor camino para lograrlo.
Hay una serie de cuestiones que conviene controlar para conseguir unas reuniones productivas y eficientes:

  • Debe preverse que se puedan conseguir los mismos resultados por otros medios que ahorren más tiempo. Una sola persona, preparada para tomar decisiones, es capaz de solucionar algunas de las cuestiones que mediante reuniones se resuelven en el triple de tiempo.
  • Fijar unos objetivos realistas, que puedan ser cumplidos en un tiempo razonable.
  • Establecer un "orden del día" que debe ser seguido con un máximo de un 20% de imprevistos.
  • Difundir entre los participantes implicados la información pertinente con la suficiente antelación.
  • Garantizar la asistencia de participantes clave convocándolos con una antelación adecuada, si se convocan con mucha antelación se olvidan de la reunión. Si se convocan con poca antelación se rompe su ritmo de trabajo y asisten de manera desinteresada o se excusan.
  • Limitar la duración de la sesión. Alargar una reunión más de lo necesario disminuye progresivamente la capacidad de atención y concentración, lo que dificulta el éxito de la misma.
  • Convocar únicamente a los participantes más necesarios y útiles, e informarles de su papel en la reunión.
  • Prever las interrupciones evitando las que no sean absolutamente imprescindibles.
  • Clarificar lo tratado y lo acordado al final de la reunión, para aprovechar al máximo el tiempo invertido y no hacer necesarias nuevas reuniones o entrevistas personales.
  • Reuniones a las que asistimos: Debemos procurar lo mismo que queremos para nuestras reuniones, es decir, buena preparación, puntualidad, concreción y tratar de llegar a resultados en base a mis competencias y lo que ellas puedan aportar.
El papeleo

De un despacho salen multitud de papeles con muy diverso contenido, y el manejo de esta suma de documentos ocupa un porcentaje muy importante de la jornada laboral. Esta inversión de tiempo nos debe hacer cuestionar el enorme número de papeles sin trascendencia ninguna que no se vuelven ha utilizar, no son leídos por nadie o acaban directamente en la papelera.
  • Cuando hablamos de papeleo hablamos de papeles, pero también del entorno relacionado con éstos y que incluyen otros puntos calientes, como la mesa o el archivo. Trataremos cada uno de estos puntos:
  • Utilizar los soportes informáticos. Con ello reducimos el volumen de papeles imprimiendo información sólo cuando resulte adecuado para su difusión, o consultando directamente en la pantalla del ordenador. Solicitar únicamente la información que vamos a utilizar posteriormente. Toda la información que no nos sea útil dificultará el tratamiento de los documentos verdaderamente necessarios.
  • Adecuar los medios de comunicación a los fines que nos proponernos A veces existen alternativas más rápidas y más operativas en la transmisión de información.
  • Seleccionar cuidadosamente los documentos que nos llegan en el momento que lo hacen. Guardar papeles que no vamos a utilizar nos va a suponer la tarea de tener que "hacer limpieza" más tarde.
  • Responder en el momento, con la mayor inmediatez posible, a los papeles que nos van llegando. Esto nos librará de asuntos pendientes, aumentará la eficacia de nuestro trabajo y nos hará ganar mucho tiempo útil. Si esto no es posible, es conveniente reservar un período del día a hacerlo, pero no aplazarlo más de unas horas.
{mospagebreak }La mesa de trabajo
 

  • Si tenemos la oportunidad, debemos elegir una mesa que sea amplia, aunque no más de lo que podamos abarcar desde el propio asiento.
  • Disponer de los útiles imprescindibles de escritorio a mano y en todo momento evitará interrumpir lo que estemos haciendo y perder el tiempo en buscar lo que necesitamos.
  • Los cajones deben contener únicamente el material que necesitamos con asiduidad pues la acumulación de documentación en los cajones dificultará enormemente su ordenación.
  • Revisar periódicamente lo acumulado en el cajón para actualizar la vigencia y la importancia de su contenido.
  • Reservar un espacio localizado para guardar juntas todas las notas y recados que hayan llegado.
  • Desalojar la mesa de papeles, no importa de qué clase de documentos se trate ni cuál sea su procedencia, lo que queremos es despejar el espacio para trabajar mejor sobre la tarea en curso, facilitando así la concentración y la organización de ideas.
Las visitas

Una nueva técnica de la gestión de RR.HH son las visitas, se han convertido en una herramienta de contactos y relaciones humanas dentro y fuera de las empresas y de las organizaciones entre departamentos. Hoy cuando las relaciones de el trabajo están tan difusas, es necesario tender puentes que permitan conocer a las personas que hay detrás de unos trabajos y ha su vez que estas puedan conocernos a nosotros. Se gana tiempo en las tareas y producción con los contactos interpersonales.

  • Una política de apertura que quiera acercar el directivo al colectivo de empleados de la empresa no quiere decir, estar a disposición del primero que llegue cuando esté lo decida, sino no poner barreras a los contactos personales en unos plazos razonables.
  • Si se prevé una visita, anticiparse. Acudir al despacho de otro nos concede la iniciativa de finalizar la visita cuando nosotros queramos, ahorrando un tiempo precioso que no podríamos controlar en caso contrario.
  • Saber negarse a una charla o una consulta de modo amable y con respeto, en las ocasiones en que nos interrumpe una tarea importante y que no podemos dejar a medias.
  • Ser concretos, ir al grano sin divagar.
  • Delegar la atención de la visita a colaboradores u otras personas que tengan competencia en el asunto a tratar y que puedan después informamos o decidir por sí mismos.
  • Aplicarse estas normas a uno mismo en las visitas a los demás. Nuestra actitud da ejemplo a los demás de cómo queremos que se porten con nosotros en cualquier tema. Si aparecemos en cualquier momento a charlar largo y tendido en el despacho de otro, le estamos dando pie a que él haga lo mismo en otro momento.

Los viajes

Los viajes son cada vez más corrientes y necesarios en el ámbito empresarial de hoy. Cada viaje nos ocupa mucho tiempo, y esto sólo se justifica si, es absolutamente necesario realizarlo.

Como cualquier otra gestión, un viaje debe estar definido previamente por unos objetivos a cubrir, y con base a esos objetivos, podremos decidir si se pueden alcanzar por otros medios más rápidos e igualmente efectivos, o si puede delegarse en otra persona. Cuando el viaje es inevitable, lo importante su preparación para aprovechar el desplazamiento al máximo y no tener que repetirlo por que se nos haya quedado algún tema pendiente. Por lo tanto, ante un viaje, es importante:

  • Preparar los detalles: billete, alojamiento, desplazamientos, documentación, etc.
  • Aprovechar los tiempos muertos durante el viaje (durante el avión, en el hotel, etc.).
  • Informar de nuestras intenciones y planes de trabajo a los interlocutores con los que nos encontraremos, bien sea por carta, fax, teléfono, etc.
  • Prever agenda, documentación, programa, etc. para rentabilizar el tiempo que invertiremos en el viaje.
  • Resumir en un documento las actividades realizadas y los resultados obtenidos durante el viaje con la mayor inmediatez posible.
Conclusiones
  1. Analice sus actividades desde la más grande en importancia hasta la que tenga menor urgencia, eligiendo claramente sus prioridades.
  2. Ponga plazos de tiempo de distinta duración a sus trabajos. Y que estos sean reales.
  3. Si en sus actividades y tareas colaboran otras personas con usted, hable del tema con ellas así como de la disponibilidad que tengan para usted, evitará sorpresas, perdidas de tiempo y malos entendidos.
No hay una única forma a gusto de todos sobre cómo gestionar el tiempo, pero hay una serie de primicias básicas que se pueden emplear en una gran variedad de circunstancias dentro y fuera del mundo laboral, como las comentadas en este pequeño manual.

Publicado en Empleo el 12 de abril de 2006.