María de Ávila tiene hoy 80 años. Va cada día a su estudio de danza, tiene alumnos llegados desde muchas partes del mundo que vienen de propio a España para aprender con ella. Los conoce a todos por sus nombres y sigue sus progresos.
Se mueve con una elegancia natural poco corriente. Tiene una mirada serena y alegre propia de quien está satisfecho con su vida. Su cuerpo es esbelto, camina muy erguida y mueve las manos de forma armónica. Parece una gran dama de las de antes.
Y sin embargo es una mujer de hoy. Quizá el ser una de las pocas mujeres de su época que se atrevió a desarrollar su vocación profesional, le ha marcado. Viste de forma discreta pero muy actual. Llevar pantalones hace que no represente la edad que tiene. Es sobria con las joyas, pero las piezas que lleva son de diseño. Se considera fan de Internet y se comunica con su hija por e-mail.
Mi primer contacto con la danza fue con la mente. Yo quería bailar, pero no había visto nunca bailar. Es un misterio el por qué de esa afición tan temprana que me ha durado toda la vida. Yo querría saber porque nací queriendo bailar.
Yo no me lo planteé nunca desde el punto de vista profesional, yo sólo quería bailar. Luego resultó que por suerte o por desgracia topé con la Guerra Civil. En mi familia se vivieron momentos difíciles y como resultó que yo podía trabajar en lo que había aprendido pues empecé a trabajar por vocación y un poquito también por necesidad. Desde ese momento nunca jamás pensé en dejar la danza.
Si mucho, un poco no, mucho. Pero las cosas son como son y cuando una vocación es muy firme y además, en un momento determinado, está apoyada por la necesidad, pues miel sobre juelas, eso va indiscutiblemente hacia delante.
¿Por qué?
Pues es una cosa muy sencilla, muy romántica, que a lo mejor puede parecer un poco cursi. Lo dejé por amor.
Sí, va todo unido. Tenía un contrato en firme, mi primer contrato en dólares. Nunca lo firmé.
Yo siempre en mi vida he sido determinante, quería bailar y bailé, me enamoré y me casé. La decisión fue súbita y sin pensarlo, lo hice y lo hice. Después a escondidas lloré, pero tenía un consuelo muy grande, yo había dejado de bailar en público pero yo no había dejado la danza.
Si, eso tuvo un principio. Todo empezó en la fiesta de celebración de los veinticinco años del estudio. Dió la casualidad de que coincidió con la celebración de los Festivales de Goya. Después de la representación de mis alumnos, al Ayuntamiento y a Enrique Gastón, se les ocurrió hacer otra representación similar para los Festivales. Esa iniciativa tuvo un gran éxito. Asistió al Festival alguien del Ministerio de Cultura, yo creo que una vez más fue algo casual, y nos ofrecieron al Ballet María de Ávila un contrato en el teatro de la Zarzuela. Fuimos allí con el nombre de Ballet de Zaragoza y triunfamos. A raíz de eso me ofrecieron la dirección de los dos ballets, el Clásico y el Español. Lo pensé, y acepté.
Empecé sola y a base de muchísimo trabajo. Primero daba clase a las hijas de algunas amigas, esas niñas trajeron a otras. Mis discípulos fueron formándose y saliendo por el mundo. Triunfaron profesionalmente y se hicieron famosos. El estudio fue creciendo paulatinamente, poco a poco, con toda naturalidad. Todo muy sencillo y con mucho trabajo, pero a mí trabajar nunca me ha importado. Mi marido era también una persona muy ocupada, llegó a dirigir dos fábricas de cementos, por lo que yo tenía disponibilidad de tiempo para trabajar.
Con toda naturalidad, tenía tiempo para todo. Eso sí, hay que organizarse bien, hay que levantarse prontito, acostarse tarde y no parar. Sin prisa y sin pausa, con tranquilidad, con felicidad.
Es todo uno, es un mismo trabajo realizado de forma distinta. Cuando enseño me veo reflejada en mis alumnos.
Hace quince años que me quedé viuda, actualmente me ocupo de mi estudio, estoy al tanto de mi hija, que ahora ya vive en Europa, de mis nietas y de mis biznietos. Repartiéndome siempre entre mi trabajo y mi familia, trabajo y familia para mí siempre han estado unidos.
Por lo mismo por lo que a los tres años quería bailar, por vocación.
- Nace en Barcelona en 1.920
- A los 10 años comienza sus estudios de danza clásica.
- Inició su carrera profesional en el cuerpo de baile del Liceo.
- En 1.939 ya es Prima Ballerina Assoluta del Liceo.
- Fue Bailarina Estrella de la Compañía Española de Ballets y de los Ballets de Barcelona.
- En 1.954 abrió un estudio de Danza Clásica en Zaragoza. De su escuela han salido entre otros bailarines: Víctor Ullate, Ana Laguna, Antonio Castilla, Trinidad Sevillano y Arantxa Argüelles.
- En 1.982 fundó y dirigió con alumnos de su escuela, el Ballet Clásico de Zaragoza.
- Desde 1.983 hasta 1.987 dirigió El Ballet Clásico Nacional y el Ballet Español.
- En 1.989 creó el joven Ballet María de Ávila.
- Posee los siguientes galardones: Premio Santa Isabel, Premio San Jorge, Medalla de Oro de la ciudad de Zaragoza y Medalla de Oro al Méritos de las Bellas Artes.
- Es miembro de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis. Primera bailarina que forma parte de una academia de arte en España.
María de Ávila en 10 flashes
Antes me gustaba jugar al golf. Ahora leo, escucho música, voy al cine al teatro…
2. Un lugar donde huir.
3. Una estación del año.
La primavera.
4. Un animal.
El perro.
5. Su plato favorito.
La paella.
6. Un recuerdo entrañable.
El día que conocí a mi marido.
7. Una manía.
Me gusta de cuando en cuando estar sola
8. Una pasión.
La danza.
9. Una ciudad para vivir.
Me gusta Zaragoza porque está muy ligada a mi vida, mi marido era de aquí, mi hija nació aquí y yo vivo aquí. Sin contar Zaragoza, me encanta San Petesburgo.
10. Si no hubiera sido bailarina que le habría gustado ser.
Astrónoma.
Sus alumnos hablan de ella
(Declaraciones extraídas del libro María de Ávila escrito por Ana Rioja)
Víctor Ullate
"…Yo la considero mi madre artística y es un honor referirme a ella como mi maestra…"
Antonio Castilla
"…María ha sido siempre, y lo sigue siendo, una gran dama. Su presencia es suficiente para imponer disciplina y su sinceridad es tajante…"
Trinidad Sevillano
"…La sabiduría de la danza se transmite sin que uno se dé cuenta, día a día, clase a clase, corrección a corrección…"
Arantxa Argüelles