El voluntariado,¿supresor o generador de empleo?

Supresor o generador de empleo

Pudiera parecer que el acompañamiento altruista a jóvenes marginados, la ayuda a discapacitados o la protección medioambiental, suprimieran otros tantos puestos de trabajo.

Sin embargo, ya en las II Jornadas Técnicas sobre "La ciudad, el empleo y el siglo XXI" (celebradas por nuestro Ayuntamiento en diciembre del 99) se señaló el camino de una a otra actitud.

Según D. Alfons Martinell, Vicerrector de la Universidad de Gerona y experto en la materia, elementos como la administración pública, instituciones privadas y aquellas otras sin ánimo de lucro, como ONGs y asociaciones juveniles o de otro tipo, son fundamentales para una política de empleo eficaz.

Serán las instituciones sin ánimo de lucro, abastecidas en un primer momento por voluntariado, las que den origen al trabajo solidario remunerado. A su vez, la demanda de necesidades sociales concretas llevan a la creación de nuevos yacimientos de empleo. Ventajas, la proximidad, creatividad, autonomía y alta satisfacción personal. Inconvenientes, la precariedad laboral y un bajo nivel de formación, entre otros.

Para paliar en cierto modo esas insuficiencias formativas, varias universidades y fundaciones imparten cursos y masteres de cara a las ONGs. Catástrofes naturales, como en Mozambique, conflictos bélicos en Chechenia o la pobreza de centenares de países, movilizan cada año a miles de personas, jóvenes muchas de ellas. Pero la voluntad no basta. La Universidad Complutense de Madrid tiene ya un Instituto de Desarrollo y Cooperación, con un master en Cooperación Internacional.

En España, centrada hasta hoy en labores humanitarias, urge la preparación en cuidado, desarrollo y reconstrucción del entorno. Otro ejemplo es el Instituto Pedro Arrupe, de la Universidad de Deusto, que colabora con siete universidades europeas, como Lovaina y Oxford -con masteres en Derecho Internacional y Ayuda Humanitaria, Gestión, Geopolítica, Antropología, Medicina, Salud Pública, Geografía o Psicologí

Resulta fundamental a la hora de obtener subvenciones, autonómicas, estatales o europeas, una mínima profesionalización -humana y técnica-. La Agencia Española de Cooperación Internacional maneja los 90 millones de euros anuales, unos 15.000 millones de pesetas. Instituciones como la Fundación Pere Tarrés (Cursos de Educación para el Desarrollo, Cooperación y Tiempo Libre), el Instituto de Estudios sobre Migraciones, de la Pontificia de Comillas (Master, presencial o a distancia, sobre Inmigración) o la Plataforma para la Promoción del Voluntariado (Cursos para Voluntarios) son óptimos ejemplos a escala nacional.

En Aragón, el abanico va desde la solidaridad internacional, con inmigrantes o transeúntes, pasando por el desarrollo sostenido o el medio ambiente, la educación, el ocio o la animación sociocultural, hasta la salud mental y la atención a enfermos o personas mayores. En el área de discapacitados, desde Disminuidos Físicos de Aragón a Discapacitados Sin Fronteras o la Asociación de Esclerosis Múltiple, sin olvidar la importante labor de algunos voluntarios en actividades deportivas.

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Voluntariado o trabajo retribuido

Según el estudio "Empleo y trabajo voluntario en las ONG de acción social", recientemente elaborado por la Fundación Tomillo y el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, de los 178.000 voluntarios adscritos en los últimos cinco años a diversas organizaciones españolas, unos 60.000 fueron asalariados, y el número se incrementará considerablemente de aquí al 2003. Si dichas entidades cuentan con 1,3 millones de empleados. 238.000 perciben remuneración económica; de los que la mayoría son mujeres (56%), menores de 35 años (77%) y de alto nivel educativo (estudios medios o universitarios).

Sólo el 14,46% de estos trabajadores presenta algún tipo de discapacidad. Las profesiones básicas, apoyo y asistencia a los niños, la familia o los jóvenes; con menor incidencia la atención a ciertos colectivos -sida, gitanos, reclusas- y la propia promoción del voluntariado.

Entraría aquí la petición de las Juventudes Socialistas: que el servicio de unos 100.000 jóvenes voluntarios (objetores de conciencia del ya extinguido servicio militar) -en ayuntamientos e instituciones, el medio ambiente o los más desfavorecidos-, se fuera transformando en trabajo merecidamente retribuido.

Y un nuevo concepto, el de empleo solidario. Se trata de que la empresa vaya incorporando a su plantilla personal cualificado, laboralmente marginado si es posible, de diversas ONGs de acción social. Se contempla además la ayuda económica a organismos y personas, la prestación de productos, servicios y marketing y la cooperación de los propios empleados.

Entre otros proyectos, la inserción laboral de jóvenes y disminuidos. Empresas españolas, Empresa y Sociedad, El Corte Inglés, Telefónica, Coca-Cola, ONCE o Continente -innovación, creación de empleo y apoyo a los más pobres-. En Europa, donde se consideran también la cultura, el arte y el deporte, el 70% de los ciudadanos valora la gran responsabilidad social de este tipo de empresa, mientras un 40% adquiriría preferentemente productos de la misma. Nuestro país, junto a Bélgica, Francia, Gran Bretaña o Suecia, entra de lleno en esta nueva línea.

Este 2001, Año Internacional de los Voluntarios, no parece sino el año de los excluidos: "Expulsiones forzadas de los 'sin papeles' en Francia; prohibición de acceso a los espacios públicos a los 'sin domicilio fijo' en Europa, EEUU y Japón; cierre del acceso al mercado laboral a los 'sin cualificación' …" (Riccardo Petrella, "El bien común. Elogio de la Solidaridad"). Generación de empleo y altruismo social, unidos, de la mano. Sólo así sanará tan honda herida.
 

Publicado en Empleo el 23 de marzo de 2006.